¡Hola beduin@s! Hoy me embarco en una aventura de ensueño por Cusco, el corazón palpitante del antiguo Imperio Inca. En solo dos o tres días, esta ciudad, cuyo nombre en quechua significa “Ombligo del mundo”, me ha enseñado más sobre historia, cultura y belleza natural de lo que jamás imaginé. Un destino clasificado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad que os prometo, os robará el aliento tanto como a mí.

Preparativos Esenciales
Antes de lanzarme a explorar, me aseguré de tener el boleto turístico en mano, indispensable para maravillarse con los tesoros de Cusco y sus alrededores. Y, consciente de los caprichos de la altitud a 3399 metros sobre el nivel del mar, tomé un día para aclimatarme, hidratarme y reposar, siguiendo el consejo de los sabios locales.
Día 1: Inmersión en el Corazón de Cusco
Mi jornada comenzó en la vibrante Plaza de Armas, rodeada de imponentes joyas coloniales y la majestuosa Catedral de Cusco. No pude resistirme a un recorrido gratuito por la ciudad, que me reveló secretos y delicias locales, como una muestra del riquísimo chocolate peruano.
Para almorzar, me deleité con las opciones veganas del Green Point, un oasis de sabor en el barrio de San Blas, antes de sumergirme en el arte precolombino en el MAP Cusco y admirar la famosa piedra de los doce ángulos en Hatun Rumiyoc. El día concluyó con una cena en La Perla Criolla, saboreando la auténtica cocina cusqueña bajo un cielo estrellado.
Día 2: Entre Incas y Mercados

Desperté con el aroma del pan fresco de Pantastico y me dirigí a Coricancha, el Recinto de Oro, cuyas ruinas me contaron historias de un pasado esplendoroso. Luego, me perdí entre los colores y sabores del Mercado de San Pedro, un festín para los sentidos.
La tarde la dediqué a Sacsayhuaman, una fortaleza que desafía el tiempo, y me maravillé con las ingeniosas terrazas de Moray y las luminosas salineras de Maras. Regresé a Cusco con el corazón lleno y el paladar satisfecho tras cenar en Pachapapa, probando desde la innovadora cocina andina hasta la tradicional pizza en horno de leña.
Día 3: Valle Sagrado, un Viaje al Alma Inca

No podía dejar Cusco sin sumergirme en la magia del Valle Sagrado. Opté por un tour que me llevó desde las texturas de Chinchero hasta la imponencia de Ollantaytambo, pasando por los misteriosos círculos de Moray y el resplandor de Maras. Cada rincón del valle me habló de ingeniería, devoción y una conexión profunda con la naturaleza.
Al finalizar este viaje, me sentí profundamente conectada con la historia, la cultura y la impresionante naturaleza de Cusco. Y aunque mis pies han dejado su suelo, mi alma sigue danzando al ritmo de sus montañas y sus leyendas.
Alojamientos propuestos en Cusco
Desde la Plaza de Armas hasta las alturas del Valle Sagrado, Cusco es una ciudad que promete aventuras inolvidables y revelaciones a cada paso. ¡Beduin@s, os invito a descubrir este ombligo del mundo, donde cada piedra, cada camino y cada vista tiene una historia que contar! ¡Hasta la próxima aventura!